La Patagonia y el nacimiento de Semilla de Lima
Vivir en la Patagonia no es lo mismo que vivir en Lima. Aquí el viento corta, el frío reseca, el sol pega distinto. La piel te habla de otra manera. Yo misma lo sentí en mi cuerpo: lo que me servía en mi tierra natal no alcanzaba en este territorio. Fue ahí donde nació la semilla de lo que hoy es Semilla de Lima: la búsqueda de fórmulas simples y puras que ayuden a la piel a adaptarse a un ambiente más hostil, más extremo. La Patagonia me enseñó a escuchar. A respetar que cada clima trae consigo un ritmo. Que no se trata de luchar contra él, sino de encontrar un equilibrio, un gesto de cuidado, un ritual que devuelva a la piel su calma. Así empezó todo: con una necesidad real, con la intención de volver más amable lo cotidiano. Semilla de Lima es ese puente entre territorios: el recuerdo húmedo y suave de Lima, la intensidad y la fuerza de la Patagonia, y la certeza de que nuestra piel también guarda memoria del lugar donde vivimos. Hoy, cada bruma, cada aceite, cada box, es mi manera de honrar esa búsqueda: crear belleza que abrace la piel y la tierra al mismo tiempo.
9/3/20251 min read
Foto: @filmsnaturaphotomedia