Nuestra esencia
Semilla de Lima Origen
Semilla de Lima nace de un gesto íntimo: la necesidad de crear belleza que honre la tierra y devuelva al cuerpo la calma de lo esencial.
Se inspira en mis raíces andinas y en los viajes que marcaron mi camino —Japón, Hawai y otros lugares donde lo ancestral se siente vivo, fuerte y sagrado.
Hoy la Patagonia es mi territorio y mi hogar: un paisaje de viento, mar y estepa donde el clima extremo moldea la vida y nos recuerda que la naturaleza no se domestica, se honra.
En esta tierra aprendí a escuchar lo que pide la piel frente al frío, el viento y la sequedad, y a transformarlo en rituales que protegen, hidratan y reconectan con lo esencial.




Sobre mí
Soy Vanessa Barreto, creadora de Semilla de Lima. Soy mamá y esposa, y mi camino ha sido un entrelazado de maternidad, emprendimiento y búsqueda espiritual. Soy dermocoach, artesana de rituales y narradora de historias que nacen de la piel y del alma.
En cada creación busco integrar mi amor por lo natural, el respeto por lo ancestral y la sensibilidad de mirar la belleza en lo imperfecto.
Más que dirigir una marca, prefiero pensarme como “curadora de experiencias”, alguien que selecciona, mezcla y acompaña. Mi propósito es abrir espacios donde la belleza simple, la tierra y las personas se encuentren.


Un tejido de colaboraciones
Nada de lo que hago tendría sentido si lo hiciera sola.
Los boxes de Semilla de Lima son tejidos colaborativos donde se encuentran manos, historias y oficios.
Cada elemento que los compone —una ceramista, un productor local, una ilustradora, una hierba cultivada con amor— es parte de una red que honra la diversidad y la comunidad.
El propósito no es solo ofrecer un producto, sino abrir un espacio donde tú, la tierra y quienes crean con sus manos se encuentren en un mismo ritual.





