Estoicismo: el arte de habitar lo que es

A veces creemos que cuidarnos es solo sumar rutinas o productos. Pero el autocuidado también nace de la manera en que miramos la vida. El estoicismo me resuena porque no habla de negar las dificultades, sino de aprender a convivir con ellas. De transformar lo que no podemos cambiar en fortaleza. Así como el viento de la Patagonia me enseñó a escuchar mi piel, esta filosofía me enseñó a escuchar mis pensamientos y emociones. El estoicismo nos recuerda que no controlamos lo externo, pero sí la forma en que lo vivimos. Y esa certeza, cuando la llevamos al día a día, se convierte en autocuidado profundo: vivir simple, honrar lo esencial, aceptar los ciclos. Semilla de Lima también nace de ahí: de la convicción de que la belleza no es perfección, sino una manera de estar presentes y en paz con lo que somos.

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